El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


viernes, 28 de enero de 2011

CONTRA NATURA (2006)



Diu el profeta:

—Odio l’art del gran mag, perquè ens incita a les danses etèries, o bé ens recorda com es clapoteja al llot de les regions abissals, i sóc amic de les ballades alegres d’aquells que trepitgen ferms el terra.

I jo penso:  «El meu instint m’enduu cap al mag, però la meva raó està amb el profeta. Com es possible que l’instint m’allunyi de la vida i la raó m’apropi a ella?».

Sóc humà, excessivament humà: la meva natura, contra natura. Sens dubte.

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