El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


sábado, 1 de enero de 2011

YO (2003)

Si yo pudiera detener mi vida, detener ese tránsito obligado, esa marcha constante, este viaje sin posible retroceso, siempre hacia adelante...
Si pudiera apearme, la vida arrancaría llevándoselo todo hacia su destino y yo me sentaría mirando el tiempo inmóvil.
Descansaría una eternidad y cuando me sintiera en paz me encaminaría hacia el pasado deteniéndome en todas las esquinas, en todos los rincones, en todos los cruces recorridos...
Viajero por el tiempo, podría conocer todo lo que transitó en cada momento cuando mi vida se encontraba en otro lugar. ¡Qué riqueza de perspectivas!
Quizá supiera todos aquellos lo que pudo ser que en mi vida fueron estos lo que no ha sido.

1 comentario:

  1. y pasarte una eternidad vagando entre las mil rutas posibles para llegar a todos los puntos y, a la vez, a ninguno.

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