El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


martes, 27 de septiembre de 2011

EL OTOÑO DEL DESEO (2011)



En esta mañana de otoño, de luz dulce y velada, la lluvia cae con suavidad sobre mi rostro y hay una tibieza en el aire que invita al renacimiento.

Mi cuerpo no siente fatiga alguna, se halla en plenitud, lo advierto fluido y poderoso.

Sin embargo… Precisamente por eso… Un impulso surge brusco desde lo profundo de las entrañas, buscando satisfacción para el deseo.

¡Qué nostalgia de cuerpos que se entrelazan, desenlazan y ensamblan!
¡Qué remembranza de juegos de caricias y fuegos artificiales!
¡Qué recuerdo de suspiros, sabores y orgasmos!

Nostalgia, remembranzas, recuerdos. ¿Eso es todo cuanto me queda?

Cae sobre mí la sombra: la luz perlada se torna plomiza, la lluvia apacible se me atormenta y el aire tibio se convierte en ventisca gélida.

¡Qué añoranza otoñal de primavera!


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