El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


martes, 4 de octubre de 2011

YO YA HE MUERTO (2011)



Sé que será como cuando no fui: yo ya he muerto.

Vivo, en mí se concreta cierta forma irrepetible de materia y energía que viene de la nada que es todo y va hacia el todo que es nada.

O sea, vengo de la muerte y voy hacia la muerte.

Mi huella en el devenir de lo que es será semejante a la que traza en el perfil de aquellas montañas el aire que desplazo al girar una página de este libro o, mejor aún, será semejante a la emoción que causa el verso frustrado que al final el poeta excluyó de este poema.

Mientras tanto, soy: me entretengo matando el tiempo.

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