El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


sábado, 5 de noviembre de 2011

TRÁNSITO (2011)


Cuerpo y mente danzan y cantan, unidos, en silencio, inseparables.

En armonía. Como una bestia que planea sobre en el aire. Como la bestia que se desliza entre las aguas.
Con recogimiento. Como una flor que se eleva desde la tierra fértil. Como la flor que se eleva hacia la luz radiante.

Como el ser que es y es consciente de ser sobre la nada, entre la nada, desde la nada, hacia la nada.

Con recogimiento y en armonía, mi cuerpo y mi mente danzan en silencio, inseparables.


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