El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


sábado, 22 de septiembre de 2012

GOBERNADOS POR CHAPUCEROS Y MANGANTES (2012)


Artur Mas i Felip Puig acompañados de Macià Alavedra, destacado 
dirigente de CiU implicado en un caso de corrupción urbanística.



Hace unas semanas el ciudadano Jordi Pujol hizo una declaraciones al Diari de Terrassa. Una de las cosas que dijo —en relación con la adhesión de España a la unión monetaria de la Unión Europea el año 1992— es esta: «Los alemanes ya me lo advirtieron. Nos da miedo una cosa, me dijo Teo Waigel, que era ministro de Hacienda alemán, ustedes no son serios. Y tenía razón». Y cuánta razón tiene también Jordi Pujol cuando dice que tenía razón. Sabe perfectamente que no somos serios, en España, lo sabe de primera mano, al menos en lo que Cataluña se refiere.

¿En qué país serio una persona a quien se acusa de falsear el balance de un banco, de asignar grandes sobresueldos a los consejeros del banco cuando se tienen grandes pérdidas, de realizar inversiones irregulares y de ser responsable de «una gestión imprudente e incluso desastrosa» —en palabras de la Audiencia de Barcelona—, de repartir beneficios supuestos entre los accionistas cuando en realidad se sufre un gran déficit... en lugar de dimitir de sus cargos políticos y ponerse a disposición de la justicia, se esconde detrás de la bandera nacional y se presenta con éxito como víctima de una conspiración?

¿En qué país serio es posible que los medios de comunicación digan que no se quiere pagar el peaje en las autopistas catalanas porque el dinero viajará a Madrid, cuando saben perfectamente que la mayoría de las autopistas de pago catalanas fueron promovidas por el gobierno de Jordi Pujol y que sus beneficios van a parar a la caja de Abertis, una empresa propiedad de La Caixa, que tiene por presidente a un hombre muy pero que muy próximo a la flor convergente?

¿En qué país serio un partido que se llena la boca de soberanismo e independentismo permite que su máximo dirigente, cuando llega al gobierno, nombre consejera de Justicia a una persona que comparó las consultas populares sobre la independencia de Cataluña con los homenajes a terroristas vascos?

¿En qué país serio la televisión controlada por un partido que ha eliminado los impuestos de sucesiones y patrimonios de las rentas más elevadas, mientras cierra o deteriora hospitales y escuelas públicas, tiene el cinismo de organizar una maratón contra la pobreza?

¿En qué país serio se descubre que la vicepresidenta del gobierno ha mentido sobre su nivel académico —decía que era licenciada y en realidad no había acabado la carrera— y no dimite inmediatamente ni es destituida?

¿En qué país serio un gobierno que constantemente nos recuerda que «Madrid nos roba» 20.000 millones de euros, tolera y encubre que el fraude fiscal de los empresarios evasores fiscales catalanes es de 16.000 millones?

¿Y qué decir del caso Millet-Palau de la Música? ¿Es propio de un país serio que un partido sea acusado de financiarse gracias a una trama corrupta y que al fundador de este partido tan sólo se le ocurra decir a un medio de comunicación, en tono amenazador, que es mejor olvidar el tema porque si se remueve «todos oleremos un poco mal»?

Tiene mucha razón el ciudadano Pujol, no vivimos en un país serio, más bien parece que vivimos en un país gobernado por chapuceros y mangantes con la complicidad de un pueblo que, en gran medida, ¡calla y lo permite!

(Versión en castellano de un texto publicado 
en Catalunya-Papers, julio de 2012.)


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