El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


martes, 13 de noviembre de 2012

MEMORIA MARCHITA (2012)



Fotografia de Jordi Gual



No me da miedo la muerte,
ya no.

Sé que la vida no es gran cosa,
lo poco de ella que vale la pena
el tiempo lo disuelve y se desvanece…

No me da miedo la muerte,
ya no.

En cambio, temo una agonía lenta:
¡qué aburrida y qué molesta!

Uno ni vive ni se muere,
memoria marchita, se deshoja.


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