El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


domingo, 29 de junio de 2014

TODA LA TRISTEZA DE ESTE MUNDO (2014)


Arnold Boecklin: «La isla de la muerte» (1880)

Toda la tristeza de este mundo             
se halla en la orilla,                 
tras el reflujo      
de las aguas que dejan la playa.

Residuos, restos de naufragios,     
proyectos, propósitos, deseos,             
ambiciones, ensueños, doctrinas,  
empeños, objetivos, anhelos...      
todos nos conducen al  fracaso.

No hay final feliz para la vida,        
no hay lugar para la esperanza.    
        
Así es, ¿lo desconocía acaso?   


No hay comentarios:

Publicar un comentario