El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


miércoles, 22 de julio de 2015

LIBRE (2015)





LIBRE

Libre de palabras extrañas y visiones ajenas,
libre de cegadores mitos y obscuras razones,
libre de engaños, espejismos y quimeras,

desnudo, ausente, inmóvil, sin sentidos,
la mirada centrada en la tenue luz
que atraviesa la penumbra que me habita,

pura existencia, intuyo el retorno
—metamorfosis de la substancia eterna—
al centro mismo de la materia.


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