El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


sábado, 18 de marzo de 2017

MADRE (2017)




«Landschaft mit Regenbogen», Caspar David Friedrich (1810)

MADRE

No vengas todavía, madre,
no me ahogues aún con tu beso pétreo.

No vengas todavía, no me desveles tu secreto,
que aún ahora permanezco preso del sueño.

No penetres aún en mí con tu silencio eterno,
que aún no he aprendido a aceptarte,
que aún no domino el arte del silencio.






lunes, 13 de marzo de 2017

FUI, SERÉ, SOY... (2017)


En el bosque, Caspar David Friedrich (1814)


Fui, seré, soy... otro niño perdido en el bosque

No, ya nunca ascenderé hasta las más altas cimas, ya nunca contemplaré desde ellas los más amplios horizontes ni alzaré mi mirada hacia la luz solar que ciega.

Jamás descenderé a las más hondas simas, ya nunca no gozaré allí de sus turbias y extrañas visiones ni exploraré los arcanos misterios que se ocultan en sus cavernas.

Obscurece bruscamente, cae la tarde, desaparecen ya las trazas de los caminos y aún continúo, perdido, en el laberinto del bosque.

No habré llegado nunca a ninguna parte. Sólo habré sido otro más: otro niño perdido, otro viejo vencido, otro pobre hombre…